Son cartas enviadas desde puntos de toda España. También del extranjero. Misivas con nombre y apellidos, otras anónimas, y algunas enviadas incluso por cargos institucionales. Cientos de personas que sintieron el impulso de escribir en julio de 1997 cuando tras 48 horas secuestrado, ETA asesinó al concejal del PP Miguel Ángel Blanco. Textos que reflejan el conocido como espíritu de Ermua, el de la respuesta social ante el terrorismo y, que tras 26 años, ven la luz por primera vez. La mayoría de ellas ni siquiera han sido abiertas, se encontraban guardadas en unas cajas apiladas en el garaje de la familia Blanco Garrido hasta septiembre del año pasado, cuando fueron donadas a la Universidad de Navarra para su estudio y posterior divulgación.
eldiario.es (22/06/2023)
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