El espíritu de Ermua El espíritu de Ermua fue un punto de inflexión en la historia reciente vasca. El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco provocó un sentimiento social multitudinario de rechazo hacia el terrorismo. Ermua, sumido en la conmoción durante el secuestro, se convirtió en un “manifestadromo” de dolor e indignación. Los abertzales que no se sumaron a la petición de liberación desparecieron del pueblo durante días. En Madrid, además del lema oficial «Por la Paz, la Unidad y la Libertad» se corearon otros mensajes como «Vascos sí, ETA no». En medios nacionalistas se atribuyó su invención al Servicio de Inteligencia. Los analista coinciden en que durante el secuestro y días posteriores a la muerte de Blanco, se produjeron las mayores manifestaciones en la historia reciente de España, mayores aun que tras el Golpe de Estado del 23-F. El lehendakari José Antonio Ardanza, la ministra de Agricultura Loyola de Palacio y Caros Iturgáiz, líder del PP vasco, quien logró sobrevivir pese a ser uno de los máximos objetivos de ETA y del mundo nacionalista en general. El mismo 10 de julio comenzaron en toda España las manifestaciones para pedir la liberación de Miguel Ángel. El alcalde Carlos Totorica, tercero por la izquierda, fue el verdadero artífice del llamado «Espíritu de Ermua».