El pleno de Armilla (Granada) ha aprobado por unanimidad, que una plaza ubicada entre las calles Euler y Alfonso Laverán lleve el nombre de Miguel Angel Blanco en representación de la unidad de los españoles contra el terrorismo y la lucha por la libertad.
Foto: Municipio de Armilla
Cristian Matías, nieto de Manuel Albizu, taxista de Zumaia asesinado por ETA el 13 de marzo de 1976: «jamás hemos sabido nada sobre quién mató a mi abuelo, seguramente me cruce con ellos muchos días en el pueblo”.
#MemoriaVictimasdelTerrorismo
El equipo de grabación del documental: BAJADA DE BANDERA, producción de la Fundación Miguel Ángel Blanco, ha entrevistado a Ana Aizpiri, hermana de Sebastián Aizpiri, asesinado por ETA en Eibar en 1988 y al que la banda y su brazo político acusó de traficante impunemente. Ana Aizpiri denunció el chantaje mafioso al que habían sido sometidos y sufrió las consecuencias de un entorno hostil en el País Vasco que les aisló, les culpabilizó y les humilló. «Sufrimos el abandono de la sociedad y de las instituciones, de todos», ha declarado. Ana Aizpiri conoce de primera mano los entresijos sociales afectados por el miedo y el odio que provocan los fanáticos de la identidad. Nos interesa su experiencia como víctima del terrorismo que a pesar de la soledad y la incomprensión de tantos decidió seguir viviendo en un espacio y un tiempo donde tantos justificaban y apoyaban el crimen político.
#MemoriaVictimasdelTerrorismo
La Fundación Miguel Angel Blanco ha iniciado la grabación de un nuevo documental: BAJADA DE BANDERA, que busca recuperar la Memoria de las víctimas olvidadas, en este caso de los catorce taxistas asesinados por ETA. La primera víctima civil de ETA fue el taxista Fermín Monasterio, asesinado en Bilbao el 9 de Abril de 1969, se han cumplido 50 años. Hasta 1985 la banda asesinaría a otros trece taxistas más acusándolos de confidentes policiales. ETA buscaba el control y la legitimación social, provocar el aislamiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y extender el terror entre colectivos civiles. Muchos de estos casos, como tantos otros de aquellos años, “las décadas de plomo”, están sin resolver y por lo tanto las familias no han satisfecho su reclamación de justicia. Algunas de ellas viven hoy cerca de los asesinos de sus familiares, sufrieron la estigmatización y la culpabilización de su entorno, que en aquellos momentos olvidaba a la víctima por miedo o por complicidad con el terrorismo.
Estas familias tuvieron que seguir adelante en un entorno hostil, con coraje, con fortaleza, sin apoyos ni sociales ni institucionales, como otros muchos casos que debemos recuperar del olvido para aprender de nuestros errores y rendir homenaje al inmenso sufrimiento padecido en los momentos de mayor ofensiva terrorista. BAJADA DE BANDERA recorre los lugares de los atentados, entrevista a los familiares, reflexiona de la mano de expertos sobre una época oscura, convulsa y analiza las distintas responsabilidades.
Producir materiales rigurosos que relaten la verdad de los hechos, asuman la mirada de la víctima y se enmarquen en una Memoria ligada a la Justicia es una prioridad de la
Fundación Miguel Ángel Blanco.
Foto: Diario de Burgos. Dori Monasterio, hija de Fermín Monasterio, asesinado por ETA el 9 de Abril de 1969 en Bilbao, en un acto de homenaje a su padre al cumplirse 50 años. En esta entrevista declaró: «Durante años contamos que mi padre murió de accidente».
El Auditorio Municipal y Biblioteca Municipal de Chapinería acogerán entre el 16 y 30 de noviembre la exposición fotográfica: La Voz de las Manos Blancas, por la que se realizarán pases guiados.
Víctimas de ETA y del IRA han acordado impulsar de manera conjunta la reclamación de su derecho a la justica, verdad y memoria y dar pasos para “internacionalizar” sus demandas. Durante un encuentro celebrado este viernes en el Parlamento de Irlanda del Norte, en Stormont, Belfast, representantes de varias asociaciones de víctimas del terrorismo, tanto del padecido en nuestro país como el ocurrido en el norte de Irlanda hasta 1998, han puesto en común sus experiencias y se han comprometido a iniciar un periodo de colaboración.
Por parte de las víctimas de ETA han participado representantes de la Fundación Miguel Ángel Blanco y Covite y en el caso de las víctimas norilandesas, la Fundación SEFF -South East Fermanagh Foundation-, que agrupa a víctimas de ambos bandos del conflicto que enfrentó a republicanos y unionistas.
Es como si alguien hubiera activado la pausa. Una imagen congelada que no evoluciona, no avanza. En la película de la historia reciente de Irlanda del Norte las escenas que le precedieron fueron mucho más duras. Ahora, desde hace dos décadas y tras un acuerdo que prometía paz, ha cambiado… casi todo. La vida hoy en Belfast discurre con una tensión discreta pero que aún mira de reojo y con cierta dosis de alerta. Los de esta segunda década del siglo XXI a punto de concluir debían haber sido años de paz, de reconciliación, de justicia. Es lo que algunos soñaron, otros prometieron y la mayoría jamás creyó en 1998.
Y no, no lo son. Ninguno de los tres objetivos se ha alcanzado en este tiempo. Cuando en abril de 1998 se firmó el acuerdo de ‘Viernes Santo’ que debía poner fin a treinta años de enfrentamientos, las armas debían haber callado. Pura ilusión. Desde entonces, en el Ulster las muertes violentas, los asesinatos terroristas, han continuado, aunque con mucha menor intensidad. Tampoco los enfrentamientos entre las dos partes han desaparecido. Ni la segregación social entre barrios, entre unionistas y republicanos, ni de los colegios protestantes y católico.
Las víctimas del terrorismo de Irlanda del Norte y España comparten sus experiencias y se comprometen a reivindicar conjuntamente los asuntos pendientes en el posterrorismo.
En Irlanda del Norte los terroristas presumen de ser los artífices de la paz. Mientras tanto, las víctimas hemos sido marginadas y olvidadas”, aseguró Doug Beattle de SEFF.
